APOROFOBIA, PALABRA DEL AÑO 2017

1 enero 2018

Lo peor es lo que significa, a pesar de todos los discursos llenos de idealismo y buena voluntad.

La Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) es una fundación sin ánimo de lucro, creada en febrero de 2005 a partir del Departamento de Español Urgente de la agencia EFE. El organismo, cuya sede está en Madrid, es fruto del acuerdo y participación equitativa en su constitución del banco BBVA y la  Agencia EFE, puesto en marcha en febrero de 2005. Desde entonces, tiene como principal objetivo “impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación”. Fundéu trabaja asesorada por la Real Academia Española, y su trabajo consiste en dar recomendaciones diarias y respuestas a las consultas que recibe. En resumidas cuentas, Fundéu pretende “ser una herramienta que ayude a todos aquellos que utilizan el idioma en su actividad diaria, en los medios de comunicación, las redes sociales, las nuevas plataformas digitales…”.

Miedo a los pobres

Desde 2013, el equipo asesor de Fendéu elige “la palabra del año”, una palabra de entre sus más de 200 recomendaciones lingüísticas anuales que se destaque, no necesariamente una voz nueva, sino porque “ha de suscitar interés lingüístico por su origen, formación o uso y haber tenido un papel protagonista en el año de su elección”.

En 2013, la palabra del año fue escrache; en 2014, selfi; en 2015, refugiado; en 2016, populismo. Finalmente, en 2017 resultó ganadora una palabra acuñada por la filósofa española, especializada en ética, Adela Cortina: aporofobia Neologismo que significa “miedo, rechazo o aversión a los pobres”.

Cortina (en la más pura tradición de la filosofía moderna) acuñó el término para poner de manifiesto que, aunque se suele calificar de xenofobia o racismo el rechazo a inmigrantes o refugiados, en realidad “esa aversión no se produce por su condición de extranjeros, sino porque son pobres”.

En su libro “Aporofobia, el rechazo al pobre: un desafío para la sociedad democrática”, Cortina segura que “no repugnan los orientales capaces de comprar equipos de fútbol […], ni los futbolistas de cualquier etnia o raza que cobran cantidades millonarias pero son decisivos a la hora de ganar competiciones”. Sí se cierran las puertas para los “refugiados políticos”, los “inmigrantes pobres” o los “mendigos sin hogar, condenados mundialmente a la invisibilidad”.

El problema es la pobreza

Cortina, en varios artículos de prensa, llama la atención sobre este hecho palpable: que tenemos pavor a los pobres, a los descartados. Nos separamos de ellos, aunque construyamos discursos sociales muy bien trabados sobre su inclusión social.

Por lo demás, el término se acaba de incorporar al Diccionario de la Lengua Española y el pasado mes de septiembre el Senado español aprobó una moción en la que pide la inclusión de la aporofobia como circunstancia agravante en el Código Penal.

“No es una palabra creada este año, ni tan siquiera conocida por el gran público, pero es una voz que recomendamos hace tiempo en Fundéu BBVA y que ahora la Academia ha decidido incorporar a su diccionario”, señala el director general de la Fundación, Joaquín Muller.

Para Muller, aporofobia pone nombre a una realidad, a un sentimiento que, a diferencia de otros, como la xenofobia o la homofobia, y aun estando muy presente en nuestra sociedad, nadie había bautizado”. Y añade: “El problema no es entonces de raza, de etnia ni tampoco de extranjería. El problema es de pobreza”.

Jaime Septién en Aleteia

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