EN CONFIANZA
Una sentida carta de despedida de quien ha sido hasta ahora nuestro inspector salesiano, recientemente nombrado por el Papa Francisco arzobispo de Rabat, recogida en el número 34 de la revista SMX (publicación de la Inspectoría María Auxiliadora).
En octubre de 2014 iniciaba su andadura esta revista llamada simplemente SMX. Y desde ese primer número, con los solos paréntesis de las vacaciones estivales, he venido hablándoos “en confianza” mes tras mes, en la sección que lleva ese nombre.
Ahora, al despedirme, es oportuno también hablaros “en confianza”, ya no sólo a los hermanos salesianos religiosos (primeros destinatarios de la revista en su primer año), sino a todos los laicos que os sentís vinculados a Don Bosco y corresponsables con nosotros de su carisma y misión.
En confianza os puedo decir que dejo contento el servicio de padre inspector. Como se suele decir, he recibido mucho más de lo que he dado: en cariño, en oraciones, en satisfacción por la misión salesiana realizada…
En confianza manifiesto mi agradecimiento a Dios por la ayuda que me dio y nunca me faltó, mi agradecimiento a todos vosotros por el apoyo demostrado, por vuestra acogida y disponibilidad, por vuestra colaboración leal.
En confianza tengo que decir un gracias especial al que ha sido mi vicario y a todo el consejo inspectorial, a los directores de las casas, a los diferentes delegados inspectoriales, a todos los que han integrado delegaciones, comisiones y equipos de animación.
¡Ha sido una tarea enorme la realizada, con esfuerzo, creatividad y dedicación!
“En confianza confieso mi alegría y satisfacción por la hermosa realidad de la Familia Salesiana en nuestra inspectoría”.
En confianza os digo que las visitas inspectoriales han sido para mí una gozada, un disfrutar continuo: ¡no guardo mal recuerdo de ninguna! Gracias, pues, a todas y cada una de las comunidades religiosas y de las comunidades educativo-pastorales.
En confianza confieso mi alegría y satisfacción por la hermosa realidad de la Familia Salesiana en nuestra inspectoría, al tiempo que agradezco a todos los miembros de la Familia Salesiana su cariñosísima acogida, su receptividad a mis palabras y propuestas, su fidelidad a la vocación salesiana, su ejemplo de trabajo entusiasmado en favor de los jóvenes.
En confianza confieso y proclamo que María Auxiliadora ha sido, realmente, la Inspectora Titular de la inspectoría, y que, como Don Bosco, también yo puedo decir: “Ella lo ha hecho todo”.
Al iniciar esta nueva etapa de mi vida que el Señor me pide a través de la Iglesia, no puedo sino depositar nuevamente mi vida en manos de la Inmaculada Virgen Auxiliadora, bajo cuya protección materna, con mis hermanos salesianos, la he puesto día tras día, desde hace ahora 50 años.
Quedamos siempre unidos en la oración, en el amor y en la vocación salesiana. Rezad por mí.