Tienes ante ti la Programación Inspectorial para el curso 2018-2019. Detrás de estas páginas hay una gran dosis de esfuerzo y de trabajo para concretar, durante este curso, hacia dónde debe apuntar la misión que tenemos encomendada y cómo gestionar los recursos de todo tipo con los que contamos.
Son muchos los retos y las líneas de trabajo que se proponen, y todas son buenas. Estamos siempre en proceso y hay que seguir construyendo poco a poco, paso a paso, año tras año, toda la amplia realidad que supone una misión y una organización como la nuestra. Ningún esfuerzo, por pequeño que sea, es baldío.
Por otra parte, durante este curso tenemos un objetivo claro al que queremos atender, siguiendo las líneas del Proyecto Orgánico Inspectorial que se decidieron en el Capítulo Inspectorial. Es el que viene recogido en el título: “Primero, los últimos”. Este objetivo nos va a poner en situación de analizar, iluminar y concretar más decididamente el trabajo que la Inspectoría Salesiana María Auxiliadora ya lleva entre manos tratando de atender las pobrezas y necesidades de los jóvenes de hoy. Es un reto carismático al que siempre hemos de prestarle atención con una fidelidad creativa. De eso se trata. Así que mucho ánimo para afrontarlo.
Y también vamos a vivir acontecimientos que no han de pasar desapercibidos para nosotros por su actualidad y trascendencia. Señalo simplemente dos:
• El Sínodo de los obispos: Jóvenes, fe y discernimiento vocacional.
• El segundo Capítulo Inspectorial que nos dará ocasión, principalmente, de preparar el Capítulo General 28: ¿Qué salesiano para los jóvenes de hoy?
Con todo esto por delante, puede dar la sensación de que vamos a vivir encorsetados este curso. Por eso quisiera añadir una cosa que creo importante y que viene recogida en el título: no te olvides de vivir los sueños que tienes como educador y de compartirlos. Es lo más importante y lo que más ayuda a crecer y avanzar. No lo dudes. Sin sueños y sin compartirlos con los demás el avance es lento y corto. El motor principal que vamos a tener es el Espíritu y Él nos empuja sobre todo a vivir con ilusión y con ganas, sabiendo que lo que llevamos entre manos está en sintonía con el Reino de Dios. Y eso hay que vivirlo con ganas, con la motivación y la ilusión que vendrán de nuestros planteamientos profundos y de nuestros sueños. No te guardes nada de ello en tu interior: compártelo y logra entusiasmar también a otros. Necesitamos esa fuerza de tus sueños.
Y recuerda (en el año que vamos a celebrar el 150 aniversario de la creación de la Asociación de María Auxiliadora de Turín) que Ella se mueve en nuestras Casas, nos asiste y orienta como lo hizo con Don Bosco.
Un abrazo sostenido,
Ángel Asurmendi, Padre inspector